Cuando los pequeños aprenden a limpiarse el culete se plantean varios problemillas que hay que superar. Puede que se limpien demasiado, o muy poco. Aprender a limpiarse bien el culete es algo esencial para sus vidas y para que se sientan limpios, seguros y frescos al salir del cuarto de baño.
Como a veces les cuesta ver lo que ocurre cuando se limpian, pueden surgir varias complicaciones que trataremos en este artículo para que sepas todo lo que necesitas saber para ayudarles a limpiarse adecuadamente, estés tú por allí o no.
Hablaremos de pasada sobre la sangre en las heces o las lombrices, pero en cualquier caso si aparecen debes consultar a un médico.
Nunca termina de limpiarse después de hacer caca
Después de hacer sus necesidades, algunos niños se limpian una y otra vez porque creen que siguen sucios. Existen muchas razones para esta limpieza insistente después de defecar.
Técnica. Algunos niños aún no han dominado la técnica y, sencillamente, no se limpian bien. Una buena forma de averiguarlo es ir al baño con ellos y mostrarles lo que tienen que hacer. Con tu apoyo y orientación, pronto podrán hacerlo por sí mismos.
Les preocupa no estar limpios. Una buena forma de superar esta preocupación es pedirles que se limpien y comprobar tú después si están bien limpitos. Así aprenderán cuánto se tienen que limpiar para estar y sentirse limpios.
Si consideras que utilizan demasiado papel higiénico o demasiadas toallitas, ponles un límite para que sepan más o menos cuánto deben utilizar para limpiarse bien. Si tardan demasiado en terminar cuando van al servicio o preguntan cosas como "¿por qué tengo que limpiarme tanto después de hacer caca?", realiza la técnica con ellos cada vez.
Niños que no se limpian bien el culete
Cuando los niños no se limpian bien el culete después de una visita al servicio como resultado tendremos ropa interior sucia, culetes olorosos o con picores e incluso dolor de estómago, si se han llevado las manos a la boca después de limpiarse. Una forma sencilla de evitar estos problemas es enseñarles a lavarse bien las manos como parte de la técnica de limpieza, para reducir las probabilidades de transferencia de gérmenes desagradables.
Picor en el culete
Si tu peque se lleva constantemente las manos al calzoncillo o la braguita para rascarse el culete puede que no se esté limpiando muy bien. Para ayudarle, dale su propio paquete de toallitas para que lo utilice en casa. Es una forma de apropiación del proceso de limpieza de su culete y le ayudará a mejorar sus hábitos de limpieza en el cole también.
A veces el papel higiénico puede no ser suficiente para que se limpie bien al principio, así que merece la pena proporcionarle toallitas para WC hasta que adquiera práctica. Las toallitas pueden ser de ayuda en esta fase, pero recuerda que no siempre las tendrá a mano, así que debe aprender a usar bien el papel higiénico.
Algunos niños están tan ocupados pensando que quieren volver a jugar que no se toman el tiempo necesario para limpiarse bien; hay que asegurarse de que saben lo importante que es estar limpios y recompensarles cuando empiecen a hacerlo bien.
Malos olores
Los niños que se limpian el culete, pero no lo hacen bien del todo, pueden desprender un ligero olor. Si crees que tu peque tiene este problema, actúa.
Las manchas en la ropa interior son un claro indicador de que no se limpian bien, así que comprueba su ropa y enséñale a limpiarse bien para que comprenda la técnica.
También conviene recordar que las manchas en la ropa interior a veces no se deben a una mala limpieza, sino a problemas de estómago. Consulta a tu médico si crees que tu hijo se limpia bien por si hay algún otro problema.
Sangre al limpiarse
Los niños pueden encontrar un poco de sangre en el papel higiénico o en las heces cuando se limpian, por varios motivos. Puede deberse a:
• Una limpieza excesiva – Si se limpian demasiado les puede sangrar un poco el culete cuando van al baño. En este caso, hay que revisar la técnica o darles toallitas más suaves.
• Infecciones – Existen distintas infecciones víricas y bacterianas que pueden provocar la aparición de sangre en las heces de tu peque. Normalmente, si tienen una infección, vendrá acompañada de fiebre alta o dolor de estómago, de manera que sabrás que tienes que consultar al médico.
• Enfermedad intestinal inflamatoria – Esta enfermedad puede provocar inflamación del intestino. Algunos síntomas de esta enfermedad son la diarrea sanguinolenta, el moco en las heces, niveles bajos de energía y dolor de estómago.
• Fisuras y desgarros – Si observas rastros de sangre roja en su ropa interior o en el papel higiénico, puede tener un desgarro o una fisura anal. Esto suele deberse a que las heces de tu peque son demasiado duras (por lo que tiene que hacer esfuerzos para defecar) y ello puede hacer que no quiera ir al servicio, aunque tenga ganas. El desgarro se curará por sí solo con el tiempo, pero podría empeorar si ocurre con frecuencia; es esencial que tu peque comprenda que debe ir al baño cuando sienta la necesidad.
Si encuentras sangre en las heces o en el papel higiénico de tu hijo o hija, llévale al médico para saber qué ocurre exactamente y qué debes hacer al respecto.